Murales. Colección Permanente

El Palacio de Bellas Artes se inauguró el 23 de septiembre de 1934 durante la presidencia de Abelardo L. Rodríguez. Dos meses después, abrió sus puertas el Museo de Artes Plásticas con el objetivo de reunir lo más sobresaliente del arte mexicano y mostrar lo que en ese momento era la máxima representación de la plástica nacional: el muralismo.  
Aunque sus inicios se remontan a 1910, el movimiento muralista formalmente arrancó en los años veinte, se consolidó en las décadas siguientes y se prolongó hasta la segunda mitad del siglo XX. 

La colección de murales del Museo del Palacio de Bellas Artes cubre poco más de treinta años de esta historia y agrupa, en un solo sitio, el trabajo de los artistas más representativos: José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Jorge González Camarena, Roberto Montenegro y Manuel Rodríguez Lozano.  

La mayor parte de los murales fueron realizados especialmente para el Palacio. Sin embargo, los tableros Carnaval de la vida mexicanaAlegoría del vientoLa piedad en el desierto y Tercera Internacional se rescataron de otros sitios y se incorporaron al Museo entre 1963 y 1977. 
Más allá de un movimiento lineal y unificado, el muralismo se caracterizó por las diferencias estéticas e ideológicas entre sus protagonistas, tal como se manifiesta en las obras y los artistas que conforman esta colección. 

mural
El hombre controlador del universo, 1934

480 x 1145 cm 
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © 2023 Banco de México, Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo. 

La inclusión del rostro de Lenin fue el detonante que llevó a la destrucción de la primera versión de este mural pintado en el vestíbulo del Rockefeller Center, en la ciudad de Nueva York. En 1934, con motivo de la inauguración del Palacio de Bellas Artes, Diego Rivera fue invitado a realizar una réplica de la polémica obra. Al centro, y en medio de un gran panel, aparece un obrero rubio mirando con incertidumbre, pero con esperanza, hacia un futuro mejor, mientras que con sus manos controla las fuerzas naturales y mecánicas del universo. Este personaje deberá elegir entre la amenaza del capitalismo representado por Estados Unidos y la promesa del socialismo representado por la Unión Soviética. 

Nació el 8 de diciembre de 1886 en la ciudad de Guanajuato. Cursó sus primeros estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes y complementó su formación en Europa gracias a una beca que obtuvo por parte del gobierno de Veracruz. Durante los años que pasó en el viejo continente, Rivera entró en contacto con distintas corrientes de vanguardia y formó parte del movimiento cubista.  Hacia 1920, en compañía de David Alfaro Siqueiros, viajó por Italia donde se observó la técnica del fresco en obras del Renacimiento.

En 1921 regresó a México para incorporarse al equipo de artistas comisionados por José Vasconcelos para decorar los muros de la Escuela Nacional Preparatoria, en donde pintó el mural La creación en el Anfiteatro Simón Bolívar. En esa misma década ejecutó murales en la Escuela Nacional de Agricultura y la Secretaría de Educación Pública. Entre 1930 y 1933 vivió en Estados Unidos y pintó murales en San Francisco, Detroit y Nueva York. De vuelta en México, realizó El hombre controlador del universo en el Palacio de Bellas Artes, una réplica de su mural destruido en el Rockefeller Center. Murió en la capital mexicana el 24 de noviembre de 1957. 

Diego Rivera

Mural, diego rivera
Carnaval de la vida mexicana, 1936

Frescos sobre bastidores transportables (cuatro paneles)
380 x 210 cm (cada panel)
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © 2023 Banco de México, Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo.

Esta serie fue realizada por Diego Rivera para el Hotel Reforma, propiedad del ingeniero Alberto J. Pani, pero por el contenido político de algunos tableros fue retirada, embodegada, resguardada en colecciones privadas y, finalmente, instalada en el Palacio de Bellas Artes. La serie, inspirada en el Carnaval de Huejotzingo y el Carnaval de Yautepec, está compuesta por cuatro paneles que se titulan, de izquierda a derecha, La dictaduraDanza de los huichilobosMéxico folklórico y turístico, y Leyenda de Agustín Lorenzo. A través de distintas figuras alegóricas, Rivera expresa un comentario crítico hacia la vida política y social del momento caracterizada por la ambición de poder y la corrupción de las élites.

Mural, diego rivera
Revolución rusa o Tercera Internacional, 1933

Fresco sobre bastidor transportable, 69 x 139 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © 2023 Banco de México, Fiduciario en el Fideicomiso relativo a los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo

Esta pequeña obra formó parte de una serie de tableros móviles que Diego Rivera realizó con el dinero que recibió como indemnización del mural destruido en el Rockefeller Center. La serie, conocida como Portrait of America, fue proyectada para la New Worker’s School de Nueva York, pero posteriormente se repartió en distintas colecciones. En Revolución rusa o Tercera Internacional, un grupo de trabajadores de diferentes nacionalidades escucha con atención el mensaje de Vladimir Lenin y León Trotsky, quienes encabezan un ejército compuesto por campesinos y obreros.  Al fondo, se erige la bandera de la Tercera Internacional como un llamado mundial a la revolución proletaria.

Mural
Katharsis, 1934

Fresco sobre bastidor 446 x 1146 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © José Clemente Orozco/SOMAAP/México/2023

Katharsis constituye una crítica en torno a la guerra, el maquinismo y las políticas de masas en la era moderna. La escena central muestra una lucha violenta entre dos hombres y alude a un conflicto de clases entre la burguesía y el proletariado. Esta lucha se abre en espiral y se funde con armas de alto calibre, máquinas monstruosas, cuerpos acribillados y una muchedumbre en actitud de protesta, todo en medio de un paisaje apocalíptico. La decadencia moral está representada a través de tres prostitutas que remiten a las políticas higienistas y la hipocresía de su aplicación durante el Maximato. Las llamas intensas en la parte superior simbolizan el fuego purificador que dará origen a una nueva sociedad.

Nació en Zapotlán (hoy Ciudad Guzmán), Jalisco, el 23 de noviembre de 1883, pero desde muy temprana edad se trasladó con su familia a la Ciudad de México. Estudió en la Escuela Nacional de Agricultura y tomó clases en la Escuela Nacional de Bellas Artes.  Su interés por el arte nació cuando conoció la imprenta en donde trabajaba José Guadalupe Posada, cuyo trabajo se convirtió en una de sus principales referencias. Durante la Revolución mexicana trabajó como caricaturista y, una vez terminado el conflicto, formó parte de los artistas invitados por Vasconcelos para pintar los muros de la Escuela Nacional Preparatoria.

Entre 1927 y 1934, el artista vivió en Estados Unidos y realizó grabados, obras de caballete y murales en California, Nueva York y New Hampshire.  A su regreso a México realizó un mural en el Palacio de Bellas Artes, recinto que le dedicó en 1947, a manera de homenaje, una gran exposición nacional. De 1936 a 1939, decoró la antigua capilla del Hospicio Cabañas, así como el Palacio de Gobierno de Guadalajara, obras consideradas como la cúspide de su producción mural. Murió el 7 de septiembre de 1949 en la Ciudad de México.

Jose Clemente Orozco

Descaraga aquí el texto complemetario de Dafne Cuz Porchini, José Clemente Orozco: «Su biografía es pintura»
Mural
Nueva Democracia, 1944

Nueva Democracia1944
Piroxilina sobre celotex 550 x 1198 cm (panel central)
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © David Alfaro Siqueiros/SOMAAP/México/2023

Víctimas de la guerra (panel lateral izquierdo), 1945
Piroxilina sobre celotex 368.5 x 246 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © David Alfaro Siqueiros/SOMAAP/México/2023

Víctima del fascismo (panel lateral derecho), 1945
Piroxilina sobre celotex 368.5 x 246 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © David Alfaro Siqueiros/SOMAAP/México/2023

Después de la victoria de los países Aliados contra las potencias del Eje que puso fin a la Segunda Guerra Mundial, estas tres obras monumentales—inicialmente llamadas México por la democracia y la independenciaVíctimas de la guerra y Víctima del fascismo—recibieron en 1945 el nombre de Nueva Democracia. El conjunto celebra el triunfo de la democracia sobre los sistemas totalitarios, a la vez que muestra la violencia y las consecuencias de la guerra sobre la población civil a través de la representación de cuerpos mutilados y torturados. Para dotar de dinamismo y fuerza expresiva a las obras, David Alfaro Siqueiros recurrió a la perspectiva poliangular y al uso de la piroxilina, compuesto industrial a base de celulosa.

José Alfaro Siqueiros, como escribió en su autobiografía, nació en Ciudad Camargo, Chihuahua, el 29 de diciembre de 1896. Comenzó sus estudios de arte en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Escuela de Pintura al Aire Libre de Santa Anita. A los dieciséis años se enlistó en el Ejército Constitucionalista y retomó sus estudios de arte una vez terminada la fase armada de la Revolución. Hacia 1919 viajó a Europa y durante su estancia reafirmó sus posturas políticas y artísticas, las cuales se reflejaron en su escrito Vida Americana de 1921.

A su regreso a México se incorporó al grupo de muralistas que trabajaba en la decoración de la Escuela Nacional Preparatoria y formó parte del Sindicato de Obreros Técnicos Pintores y Escultores, que se pronunció a favor de un arte público y monumental. Debido a su actividad política estuvo preso en varias ocasiones, una de ellas por planear un atentado fallido contra León Trotsky en 1940. Siqueiros se caracterizó por su militancia y por su espíritu experimental que mantuvo a lo largo de toda su vida. Murió en Cuernavaca, Morelos, el 6 de enero de 1974.

David Alfaro Siqueiros

Mural, David Alfaro Siqueiros
Tormento de Cuauhtémoc, 1950-1951

Piroxilina sobre celotex, 453 x 814 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © David Alfaro Siqueiros/SOMAAP/México/2023

Inspirado en Cuauhtémoc, cuyos supuestos restos habían sido localizados por la antropóloga Eulalia Guzmán, Siqueiros realizó un segundo ciclo de murales para el Palacio de Bellas Artes. Este tablero representa el momento en que los conquistadores españoles queman los pies de Cuauhtémoc y Tetlepanquetzal, señores de Tenochtitlán y Tacuba respectivamente. La brutalidad de este episodio está simbolizada por el grupo de mujeres cubiertas de sangre que aparece a la izquierda, así como por el perro rabioso que dispuesto a atacar muestra sus dientes afilados. Entre un grupo de soldados con armaduras se asoma el rostro de Malintzin, considerada entonces como “traidora” y no como una figura fundamental en el proceso de conquista.

Mural, David Alfaro Siqueiros
Apoteosis de Cuauhtémoc, 1950-1951

Piroxilina sobre celotex, 449 x 795 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © David Alfaro Siqueiros/SOMAAP/México/2023

Una apoteosis es el momento culminante o triunfal de una situación, o bien, la glorificación o exaltación de una persona. En este mural, Cuauhtémoc se encuentra ataviado con una brillante armadura y se yergue victorioso con una macana en la mano, después de haber derrotado al centauro de la conquista española que yace en el piso atravesado por una lanza. Al convertir al tlatoani mexica en símbolo de resistencia y dignidad durante los años de la posguerra, Siqueiros quiso significar que “México y en general los pueblos débiles deberían tomar con firmeza las armas en las manos para abatir a los enemigos esclavizadores y a los verdugos”.

Mural
Nacimiento de nuestra nacionalidad, 1952

Vinelita sobre tela, 510 x 1128 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
© D.R. Rufino Tamayo/Herederos/México/2023/Fundación Olga y Rufino Tamayo, A.C.

A solicitud de Carlos Chávez y Fernando Gamboa, Rufino Tamayo ejecutó dos murales en el Palacio de Bellas Artes que pueden ser interpretados como una suerte de respuesta pictórica a los planteamientos estéticos de Siqueiros. Nacimiento de nuestra nacionalidad remite, desde una perspectiva oficial, al origen de una nación racial y culturalmente “mestiza”. La figura central muestra a un conquistador que cabalga sobre las ruinas de una antigua civilización. En medio de un paisaje desolado, una mujer se encuentra dando a luz, representando el nacimiento de la nacionalidad mexicana como la conjunción violenta entre el elemento masculino español y el elemento femenino indígena.

Nació en Oaxaca de Juárez el 25 de agosto de 1899. Desde muy temprana edad, se trasladó con su familia a la Ciudad de México, en donde estudió contabilidad y posteriormente en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Fue jefe del departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología, en donde cultivó su interés por el arte prehispánico, mismo que se vio reflejado a lo largo de toda su producción artística. En términos generales, su obra combina temáticas locales con formas artísticas de la vanguardia europea, como el cubismo y el expresionismo. 

Entre 1952 y 1953, Tamayo pintó dos murales en el Palacio de Bellas Artes. Previamente realizó los murales El canto y la música (1933), en la entonces Escuela Nacional de Música; Revolución (1938), en el Museo Nacional de Arqueología (hoy Museo de las Culturas); y La naturaleza y el artista. La obra de arte y el espectador (1943), en la Hillyer Art Library del Smith College, en Northampton, Massachusetts. Promovió la creación del Museo de Arte Prehispánico de Oaxaca (1974) y del Museo Tamayo Arte Contemporáneo (1981). Murió en la Ciudad de México el 24 de junio de 1991.  

Mural, Rufino Tamayo
México de hoy, 1953

Vinelita sobre tela, 510 x 1128 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
© D.R. Rufino Tamayo/Herederos/México/2023/Fundación
Olga y Rufino Tamayo, A.C.

A través de tres secciones que evocan los colores de la bandera, México de hoy sustenta la idea del mestizaje como el principio estructurador de la nación mexicana moderna. En el centro del mural se observa una construcción pintada en blanco que fusiona elementos arquitectónicos europeos y mesoamericanos; al interior, se aprecia una figura que arde en llamas y que simboliza el fuego inextinguible del espíritu mexicano de la actualidad. A la izquierda, se encuentran las ruinas en color esmeralda de la civilización prehispánica, mientras que a la derecha, emerge una ciudad industrial en tonos rosados.

Mural
Liberación, 1957-1963

Acrílico sobre tela, 449.5 x 993 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © Jorge González Camarena/SOMAAP/México/2023

Liberación o La humanidad se libera de la miseria, de Jorge González Camarena, fue el último mural que se hizo por encargo para decorar los muros del Palacio de Bellas Artes. También se trata del único mural financiado por un grupo de banqueros en compensación a la destrucción de dos murales del artista pintados años atrás en el Edificio Guardiola. La parte central del mural muestra a un hombre de espaldas que lucha contra la opresión y destroza la cruz a la que se encuentra atado. Esta enérgica figura está flanqueada, a su izquierda, por un campesino de aspecto cadavérico, y a su derecha, por una mujer vivaz y resplandeciente, que simbolizan, respectivamente, el pasado avasallador y el futuro prometedor.

Jorge González Camarena nació en Guadalajara, Jalisco, el 24 de marzo de 1908. El pintor tuvo siete hermanos, entre los que destaca Guillermo González Camarena, inventor de la televisión a color. Desde la infancia, este pintor mostró una destreza singular para las artes plásticas; tallaba piedras de río, hacía piezas de arcilla y diseñaba historietas que vendía entre sus compañeros de la escuela.

Inició su carrera profesional en el mundo editorial y de la publicidad. En 1929, empezó a escribir y dibujar para publicaciones como Revista de Revistas y Nuestro México, además de diseñar algunas imágenes para los famosos calendarios de la imprenta Galas de México. Estos proyectos le permitieron desarrollar su característico estilo basado en una composición geométrica.

Jorge Gonzalez Camarena

Mural
La piedad en el desierto, 1942

Fresco sobre bastidor transportable, 260.5 x 229 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL

El tema de la piedad cristiana es reinterpretado por Manuel Rodríguez Lozano en este mural que pintó en la prisión de Lecumberri cuando estuvo cuatro meses privado de su libertad acusado de un delito que jamás cometió. La figura de la virgen que sostiene el cuerpo muerto de su hijo resulta un homenaje a la mujer mexicana que, en palabras del artista, “tiene los brazos amorosos para levantar al hijo que cae, sin importarle el delito o la monstruosidad de que sea autor”. El mural permaneció en Lecumberri hasta 1966, cuando fue desprendido, restaurado y trasladado al Museo del Palacio de Bellas Artes.

Nació en la Ciudad de México el 4 de diciembre alrededor de 1896. A temprana edad ingresó al Colegio Militar y posteriormente se alistó para incursionar en la diplomacia. En 1913 contrajo nupcias con Carmen Mondragón, de quien se divorció después de haber pasado una larga temporada en Europa. Comenzó su carrera artística de manera autodidacta y, de regreso a México, trabajó como profesor de dibujo. En 1940 fue nombrado director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, pero al año siguiente fue acusado del robo de cuatro grabados renacentistas, motivo que llevó a su encarcelamiento en la Penitenciaría de Lecumberri.

Durante su encierro pintó el mural La piedad en el desierto, la primera obra ejecutada al interior de una cárcel en la historia del muralismo mexicano. Tras su liberación en 1942, Rodríguez Lozano comenzó a pintar en tonos fríos y con una inclinación hacia el drama, la angustia y la desolación. Entre 1944 y 1945, por comisión de Francisco Sergio Iturbe, pintó El holocausto, su segundo trabajo mural realizado en el antiguo palacio de los Condes de Miravalle. Publicó sus memorias en 1960 con el nombre de Pensamiento y pintura. Murió en la Ciudad de México el 27 de marzo de 1971.

Manuel Rodriguez Lozano

Mural
Alegoría del viento, 1928

Fresco sobre bastidor transportable, 326 x 301 cm
Museo del Palacio de Bellas Artes, INBAL
D.R. © Roberto Montenegro/SOMAAP/México/2023

Este mural formaba parte de una serie de alegorías, hoy desaparecidas, que Roberto Montenegro realizó entre 1922 y 1928 en los muros del claustro del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, sitio donde se pintaron los primeros murales de orientación vasconcelista. Alegoría del viento representa a un ángel cuya túnica asemeja una columna de mármol de donde se despliegan sus brillantes alas metálicas. Con los brazos extendidos se eleva a los cielos gracias al soplido de dos eolos—divinidades del viento—que se encuentran en los extremos inferiores de la composición geométrica. Después de haber sido desprendido y restaurado, el mural se incorporó a la colección permanente del Museo en 1965.

Nació el 19 de febrero de 1887 en Guadalajara, Jalisco. Desde temprana edad se interesó en las artes y trabajó como ilustrador en Revistas de Revistas. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y continuó su formación en Europa gracias a una beca que recibió en 1906.  Radicó en Francia, pero tras el estallido de la Primera Guerra Mundial decidió instalarse en España. En este país comenzó su carrera como muralista con una comisión que realizó en 1917 para el Círculo Mallorquín, en Palma de Mallorca.

Tras su regreso a México, fue comisionado por José Vasconcelos para decorar los muros del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, en la Ciudad de México. Ahí pintó El árbol de la vida (1922), considerada como la primera obra del muralismo mexicano. Posteriormente realizó murales en la Secretaría de Educación Pública y la Escuela Benito Juárez. Su estilo se caracteriza por su estilo vanguardista y una notoria influencia del arte popular mexicano, el cual promovió a lo largo de toda su vida. Murió en la Ciudad de México el 13 de octubre de 1968.

Roberto Montenegro

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