El Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) presentó una instalación compuesta por las piezas Ofrenda. Tímpano de ballena gris y Gabinete del mar del artista Ariel Guzik. Las obras pertenecen a una colección de gabinetes de fósiles marinos, obtenidos en Baja California, que recuperan la estética de las cámaras de maravillas (wunderkammer, en alemán), para dar cuenta de la diversidad de la vida en el mar. Estos gabinetes acompañan la construcción y trayectoria de Nereida, Holoturian y Nave Narcisa; naves subacuáticas construidas por Guzik que exploran las señales y lenguajes del mar. Ambos gabinetes contienen inscripciones en un lenguaje que el artista ha denominado “Caligrafía cetácea”: idioma formado por signos primitivos, ideogramas y poemas caligráficos que son enunciados y a la vez partituras.
El trabajo de Ariel Guzik se ubica en los cruces entre la teoría electromagnética, la herbolaria, las matemáticas, la ingeniería electrónica, la física y la música. A partir de distintas estrategias, en las que la aparente frontera entre el arte y la ciencia se diluye, Guzik se ha enfocado, desde hace algunos años, en generar formas de comunicación con los cetáceos, con el objetivo de desplazarse del antropocentrismo para advertir lo que sucede en los mares. En palabras del artista: “No es mi intención agravar la situación con manifestaciones estridentes; las cosas en el océano, al igual que aquí, están en llamas. Solo busco enviar una señal de reconocimiento y de concordia a nuestros ancestros que migraron al mar.”
Este proyecto se enmarcó en el Día Internacional de los Museos (DIM), cuya temática versó sobre la sostenibilidad y el bienestar. La instalación propuso ubicar la mirada en la situación que viven los mares en la actualidad para reflexionar sobre la preservación de la naturaleza y la vida. Temas vinculados necesariamente con el arte y los museos, cada día más urgentes de abordar frente a la crisis climática y el deterioro de la vida en la Tierra.
